viernes, septiembre 03, 2010

facebook, ¿A qué mundo pertenece la red social?

Actualmente las redes sociales son la última muestra con la que se puede observar con nitidez la valía de la propuesta del psiconálisis de Lacan respecto de la participación del sujeto del deseo en tres mundos: real, imaginario y simbólico.

Cabe recordar que el sujeto siempre se desenvuelve en la interrelación de esos tres mundos. el simbólico que lo limita a las reglas sociales, el imaginario que juega con sus fantasías, y el mundo real que lo ata inexorablemente a sus más terribles miedos.

Las redes sociales, como facebook, funcionan en el mundo imaginario porque se anima del ideal de una red de amistades que se relacionan libremente, como en el mundo del pacífico intercambio no estratégico de ideas y valores del que tanto hablan los filósofos de la ética comunicativa. Es el mundo que percibe el sujeto cada vez que habla de la red como la máxima posibilidad de reecontrar objetos (sujetos amigos) perdidos del pasado.

Las redes funcionan también en el mundo simbólico porque permiten al sujeto jugar las reglas de la actual dinámica social que supedita los procesos de subjetivación a la participación en dichas redes sociales. Dicho de otra forma, o se está adentro o se está completamente afuera. Esa es la percepción que comparte un sujeto cada vez que trata de mantenerse dentro con tal de no perder detalle de lo que los demás hablan o están hablando. Dentro eres un sujeto digno a tomar en cuenta; fuera no tanto.

Finalmente, las redes sociales participan del mundo real (el Welcome to the real world que dice Morpheus a Neo en Matrix), en la medida que cuando se desenmascarada la ilusión de la libertad creativa y del seguimiento de reglas sociales, el sujeto puede darse perfecta cuenta que es la más grotesca utilización de datos personales que se reproducen al infinito sólo con un ánimo de explotación comercial capitalista. Es la visión que no queremos enfrentar directamente, por traumática que es, como cuando el sujeto al final se da cuenta que ha quedado enlazado a la red, con independencia de su búsqueda incesante por no aparecer de nuevo en ella. Es la visión del sujeto que se da cuenta que se ha subido a un camión que se quedó sin frenos.